El espejo me devuelve una imagen que me mira como si me conociese. Pero no puede ser. Serán extraños reflejos de la luz eléctrica que ilumina esta estancia. Sí, eso debe de ser. Ilusiones ópticas, errores de percepción, equívocos, juegos de luz, mentiras... A veces, cuando con más claridad se cree ver algo, más extraño y confuso resulta ser en realidad. Miro el reflejo y sí, reconozco que se parece sorprendentemente a mí, si no tengo cuidado terminaré pensando que, efectivamente, estoy viendo mi propia imagen.
No caeré en la trampa, no me voy a dejar engañar. Voy a mirar con mucha atención, como quien juega el juego de encontrar las diferencias; línea a línea, detalle a detalle. Estoy seguro de que no tardaré en encontrarlas por más que la luz y sus caprichos se esfuercen en engañarme. ¡Sabré quien de los dos miente!
Mi pelo, mis ojos, mi boca, mis manos...; todo está allí, dentro del espejo. ¿Soy yo?
El espejo me devuelve una imagen que me mira como si me conociese. Pero no soy yo, no, no lo soy. Lo que yo soy no puede reflejarlo el espejo.
El espejo solo refleja el envoltorio, y tampoco verá más allá de nuestros ojos.
ResponderEliminarHola Cabrónidas.
EliminarMuy cierto.
Un saludo.
Hace tiempo que desconfío de los espejos.
ResponderEliminarSiempre hay un hombre que me imita y que no reconozco.
No sé quién es y no me interesa conocerlo... yo no puedo ser ese... me niego a aceptarlo.
Hola TORO SALVAJE.
EliminarHaces bien: las apariencias engañan.
Un saludo.