Caminas por la calle pensando en tus cosas, es un día normal que transcurrirá de forma normal. Nada en especial te ocupa o te preocupa, simplemente caminas, nada más.
Sobre ti resplandece un cielo azul limpio de nubes que, a veces, miras sin ver.
Y a veces miras al cielo implorando perdón.
A veces le cielo estrellado te regala el descanso que no encontraste durante el día.
Y a veces miras al cielo cubierto de nubes esperando a la tormenta.
A veces le pides al cielo que te cumpla aquéllo que deseas.
A veces lo dejas todo en manos del cielo.
Y a veces parece que el cielo se desplomará sobre ti.
A veces suplicas al cielo protección.
A veces el cielo te lo da y, a veces, el cielo te lo quita.
A veces imaginas mil caras, sueñas mil figuras en las nubes que, mágicamente, aparecen en el cielo.
Y a veces levantas la vista maldiciendo al cielo por todo aquéllo que te pasa o que te pasó.
A veces, antes de acostarte, la negrura del cielo te recuerda que, cada mañana, durante todas las mañanas, el cielo te mentirá siempre con su azul.
A veces, cuando miras al cielo en un día normal en el que nada pasa, te encuentras en paz.
Hola Necco, me ha encantado tu aterrizaje en blogger, y este texto me ha transmitido mucha paz, me he sentido identificada con esos paseos donde se piensan mil cosas y mirar al cielo te da paz.
ResponderEliminarUn abrazo !!
Hola Dakota. Es un tremendo placer tenerte por aquí. Ya sabes que mi aterrizaje por estos lares es gracias a ti ;)
ResponderEliminarMe alegra saber que tú también disfrutas de esos paseos en calma, con uno mismo.
Un fuerte abrazo.