MISÁNTROPO.


Siempre camino solo; es una de las ventajas de no compartirme con nadie. Mi vida es mía, me pertenece por entero. ¿Con quién podría compartirla? Vagabundeo por las calles de la ciudad observando, prestando atención al detalle, tratando de ver en los demás, como siempre, lo que los demás son incapaces de ver. Veo rostros iguales al mío, cuerpos iguales al mío, gente que vagabundea por las calles - aunque piensen que se dirigen hacia algún lugar - igual que yo. Pero no son como yo. Sus rostros no dicen nada, sus cuerpos son como máquinas que llevan de un lado a otro a seres cansados de existir, cansados de llevar hacia ningún lado una existencia propia que les es completamente ajena.

¿Cómo podría yo compartir mi existencia con ellos? No los odio, es cierto, pero tampoco puedo amarlos. Sencillamente están; están, nada más. Observo a la anciana que camina delante de mí. Lo hace dificultosamente, apoyándose en un bastón. Si cayese al suelo, ¿la ayudaría a levantarse? Es probable que el resto de seres que nos rodean a la anciana y a mí reaccionasen más rápido que yo, que se lanzasem a la carrera a levantar a la anciana caída, que emprendieran una carrera para ser, de entre todos los seres que vagabundean por la calle, los más buenos. ¿Por qué eres bueno? ¿Por llevar a cabo algo para lo que se te ha estado preparando desde el nacimiento? ¿Por vivir mecánicamente? Si su bondad es su automatismo, entonces yo no soy tan bueno como ellos. ¿Cómo podría yo compartirme con ellos?

Un grupo de jovencitas pasa a mi lado. Hablan entre ellas, ríen. Dos hombres trajeados están de pie, fumando cigarrillos, miran a un pobre miserable rogar limosna mientras juega sentado en el suelo con un perro tan mugriento como él. Los hombres también ríen. Me pregunto si ríen las acrobacias del can o si lo hacen por la felicidad que les producen sus cigarrillos, sus trajes, el ser diferentes, pensarse mejores que el pobre que juega con el chucho. Dos mujeres salen de una tienda, se acercan a los fumadores, les muestran el interior de unas bolsas de plástico. Los hombres tiran los cigarrillos al suelo y se van con las mujeres. Como si le fuese la vida en ello, el pobre deja de jugar con el chucho y se lanza a por lo que queda de los cigarrillos. Enseguida se lleva uno a la boca y apaga cuidadosamente el otro en el suelo. Ya no juega con el perro. Fuma, y su rostro refleja más deleite que el del hombre que había fumado el mismo cigarrillo antes que él. ¿Con quién podría yo compartir mi existencia?

A veces alguien pasa tan cerca de mí, tan cerca, que llega a rozarme. Yo trato de evitar el contacto, pero es imposible salvarse continuamente. Están aquí, de la misma manera que estoy yo...; no, ellos están, yo existo. Rostros mecánicos en cuerpos mecánicos actuando mecánicamente. Están, y yo existo con ellos. No los odio, pero tampoco puedo amarlos. Un joven se acerca, viene directo a mí, sonríe; yo no sonrío, sólo le miro. Se detiene y me detiene, quiere saber qué hora es. A mí me interesa saber si yo ayudaría a la anciana si cayese al suelo justo delante de mí. Pero el joven no puede responder a esa pregunta, quiere saber la hora, nada más.

Son las diecinueve horas y cuarenta y siete minutos. ¿Cómo podría yo compartirme con ellos?

                                                                                                                              



 

Comentarios

  1. Hola Necco, a veces es difícil confiar en la naturaleza humana, algunos comportamientos causan aversión.
    Un abrazo!

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    1. Hola Dakota.
      Sucede que, a veces, son muchos los que causan aversión.
      Un abrazo.

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    2. Me rio las tonteras de las cuales hablan Saludos querido

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    3. ¿Todo el mundo te gusta? Debes de ser una persona muy empática.

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  2. Más mucho que poco, hay quienes nos sentimos en tierra de nadie.

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    1. Hola Cabrónidas.
      Sí. A veces uno se ve a sí mismo como si fuese un marciano; otras veces los marcianos son los otros. Al final, esa "tierra de nadie" que mencionas es el único refugio.
      Un saludo.

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  3. Las ciudades son alienantes... se pierde humanidad, todo resulta mecánico, sin corazón... y todo ello queda estupendamente reflejado en tu relato... Tomemos consciencia de nuestra deshumanización.
    Un saludo

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  4. Hola Milena.
    Ojalá fuésemos, como dices, conscientes de nuestra deshumanización. Lamentablemente, no creo que suceda; no al menos en un futuro próximo.
    Gracias por tus palabras.
    Un saludo.

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  5. Partiendo de la sociedad en la que hemos nacido se nos inculca lo que está bien y lo que está mal y a veces tenemos conflicto con lo que se supone que está bien, si no coincide con lo que internamente sientes. Se puede ignorar pero la falta de coherencia pasa factura, antes o después. Vivimos en una especie de sopa con muchos ingredientes, algunos se repelen porque aún compartiendo el mismo espacio, básicamente se oponen en lo esencial.
    Y es que si hablamos de compartir desde el corazón, para mi no es seguir las directrices ni convencionalismos de nadie, es un acto de amor y respeto sin más. Bajo esta perspectiva no deberíamos llamar "compartir" a ciertos automatismos que hacen de un acto bello algo banal.
    Yo creo que muchas personas somos conscientes de lo que planteas pero lleva su tiempo darle la vuelta a lo que se ha establecido como lo habitual. El caso es darse cuenta y no ir por la vida en piloto automático, que llegamos al mismo sitio pero el recorrido no es igual.
    Que tengas buen fin de semana, un abrazo.

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    1. Hola Ana.
      Siempre es difícil nadar a contracorriente. No es extraño encontrar personas que prefieren dejarse llevar, seguir el ritmo de las cosas, por así decir: tomar el camino fácil. El problema radica en, como tú apuntas, en ser consciente no ya, o no sólo de uno mismo, sino también de qué y quiénes te rodean.
      Gracias por estar aquí. Buen fin de semana para ti también.
      Un abrazo.

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  6. Me da ganas de vomitar las letras de color de tu blog
    El oculista me explicó porque
    No eres tú
    es el color que le has puesto a las letras de tu blog

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    1. Hola Recomenzar.
      Te entiendo. A mí también hay cosas que me producen vómito.

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  7. Buenas Necco!!
    Tal vez no se trate de compartirlo todo con cualquiera, sino de encontrar con quienes realmente deseas compartir. No todos son autómatas, igual más de uno siente lo mismo que tu, con sus propias luchas internas, sus miedos y deseos. Puede que a veces sea difícil ver más allá de las apariencias y que el problema no sea tanto la sociedad que observamos como las barreras que nosotros mismos ponemos frente a los demás. Lo que por ahí llaman ciudades alienadas, yo lo llamo estrés: vivimos tan estresados que ni miramos a los lados...En fín, todos nos hemos sentido así en algún momento y sabes que?..la edad lo cura todo
    Si sientes que el mundo te parece vacío, quizá sea porque aún no has encontrado a quienes lo llenen de sentido para tí
    Saludos.

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    1. Hola finil.
      No siempre es fácil conectar con los demás, incluso, a veces, puede suceder que la propia forma de ser, como sucede con el protagonista de la historia, sea un "handicap" para mantener esa conexión.
      Un saludo.

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