OVEJA NEGRA.


 No gustaba, sencillamente. Pero éso era algo que él ya sabía sobradamente. Si hubiese tenido que pararse a pensar en ello cada vez que alguien se lo hacía ver, estaba seguro de que no habría pensado en otra cosa en toda su vida. Porque en toda su vida no habían hecho otra cosa que hacérselo ver y, con el tiempo, llegó a comprender que éso que tanto molestaba a los demás era, precisamente, lo que mejor le definía. Y comprendió que ser él mismo, siempre él mismo, ante todo y ante todos siempre él mismo tenía un precio; un precio que él no volvería a pagar nunca. ¿Quién tendría el valor de reclamarle nada? ¿Y qué si lo hacían? Él mismo era su propia medicina y siempre sabía administrarse la dosis justa de sí mismo: nunca demasiado, para que no se convirtiese en un veneno y nunca demasiado poco, para no terminar enfermo, enfermo de los otros. Y así siempre curaba rápido las heridas porque, para él, que siempre era ante todo y ante todos él mismo, no había ninguna más profunda que un simple rasguño. Él era una oveja negra para los verdes de celos y los rojos de ira. Oveja negra para las blancas ovejas de rebaño y oveja negra para el pastor. Una etiqueta es como un tatuaje, una vez colocada queda debajo de la piel, formando parte de uno mismo, para siempre. Y él lo sabía muy bien. Por éso lucía con orgullo y no escondía su condición, "oveja negra", decían ellos; "yo mismo", decía él. Por éso no gustaba, sencillamente por éso.
                                                                                                                              
                                                                                                                                   

Comentarios

  1. Me ha gustado mucho el texto, me encantan las ovejas negras, tienen mucha personalidad, no se dejan arrastrar por ningún rebaño, les da igual nadar a contracorriente y a quien no le guste que mire para otro lado.

    Un abrazo Necco!

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  2. Gracias Dakota. Es un placer tenerte por aquí. ¡A mí también me encantan las ovejas negras!
    Un abrazo.

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  3. El término de oveja negra, siempre se ha llevado como un estigma y tal vez es hora de decir que hay muchas ovejas negras y más que debería de haber, al menos, no serían rebaños detrás del pastor.
    Cuando aprendemos a ser nosotros mismo y que los demás nos acepten o se alejen, seremos más felices todos.
    Un texto interesante-. Un saludo.

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  4. Hola Campirela_. Así es, si sabemos quienes somos nosotros mismos será más fácil tomar nuestras propias decisiones. Cueste lo que cueste.
    Gracias por tus palabras.
    Un saludo.

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  5. Tantas veces he oído esa definición: oveja negra... En tono despectivo de unas personas a otras. Supongo que algún día el ser humano cambiará y se eliminarán los estigmas. Al menos eso espero. Un saludo

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    Respuestas
    1. Hola Nuria.
      Clasificar, etiquetar, con intención de excluir o no, es algo muy humano. Quizás la cuestión estribe en cómo, una vez hemos sido etiquetados, dejamos que eso nos afecte.
      Gracias por venir.
      Un saludo.

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